martes, 23 de abril de 2013

Toda Clase de Pieles (Adaptación)


Se trata de una adaptación de una versión del cuento titulado “Toda clase de pieles” de los Hermanos Grimm.    
Había una vez, en un país muy lejano, un rey y una reina que vivían felices en un precioso castillo. La reina era la mujer más guapa del reino y además era muy buena y generosa, todo el mundo la quería. De su matrimonio nació una preciosa niña que recordaba la hermosura de su madre. Aunque esto fue un motivo de felicidad para todos, poco tiempo después de nacer la niña, la reina enfermó.
El rey llamó a los  mejores médicos de su reino, pero todos decían lo mismo: “no conozco esta enfermedad”. El rey estaba muy preocupado porque la reina cada vez estaba más débil.
Una mañana, al despertar, la reina llamó a su querido esposo para comunicarle su último deseo y hacerle entrega de  una cadena de oro. La cadena era para que el rey se la entregará a su hija cuando está fuera mayor y en ella había colgado una medallita que su  madre le había regalado, un trébol dorado de cuatro hojas para que le diera buena suerte y su anillo de bodas para que recordara el amor de sus padres. Después le hizo prometer que se casaría nuevamente y le puso como condición que la nueva reina fuera más hermosa que ella y lo más importante que quisiera a su hija.
Pasaron los años, la niña fue creciendo y veía a su padre cada vez más triste y solo; entonces decidió ayudar a su padre a cumplir la promesa que había hecho a la reina, buscar una bella esposa. Ella no quería que el  rey supiera sus intenciones porque se enfadaría mucho y no lo permitiría.
Después de mucho pensar, tuvo una  buena idea, le diría a su padre que acudiría a los famosos bailes que se celebraban todos los años en el castillo del rey Lorenzo con motivo del inicio de la primavera. A estos bailes asistían todos los príncipes y princesas de los reinos vecinos y su padre regaló a la princesita tres vestidos: uno tan dorado como el sol, otro  tan plateado como la luna y el tercero tan brillante como las estrellas y  para que no pasara frio en el viaje, también le regalo un abrigo con toda clase de pieles.
A la mañana siguiente, antes de comenzar el viaje, el rey le dio a su hija la cadena de oro que su madre le había dejado para que ella la recordase siempre. La niña se puso muy contenta de poder tener un recuerdo de su madre.
Una noche, la princesa se pierde en la oscuridad del bosque y la encuentran unos buenos cazadores que la preguntan de dónde viene. Ella como no quiere volver a su castillo hasta que no encuentre una esposa para su padre, sólo les dice que se llama “todaclasedepieles”.
Los cazadores la llevan al castillo del príncipe Guillermo y el mayordomo al ver a la princesa tan sucia la manda a las cocinas.  El príncipe frecuentaba mucho las cocinas y le gustaba gastar bromas a sus cocineros. Así fue como la princesita empezó a enamorarse del apuesto Príncipe.
 

Pasaron los meses y el príncipe anunció que celebraría un gran baile que duraría tres días para elegir esposa.
Todaclasedepieles”, el primer día del baile y después de preparar la cena, pidió al cocinero permiso para mirar entre cortinas como era el baile.  El cocinero la dejo ir, con la condición que volviera antes de que terminara el baile. Ella subió corriendo a su habitación, se limpio la cara y las manos y se puso el vestido tan dorado como el sol. Al entrar al baile, todo el mundo se preguntaba quién era esa joven tan bella y el príncipe al verla, la invitó a bailar. Al llegar la medianoche todaclasedepieles abandono el baile y se fue corriendo a su habitación. Se quito el vestido, se mancho las manos y la cara,  se puso el abrigo de pieles y bajó a las cocinas a preparar la sopa al príncipe. “Todaclasedepieles” dejo caer en la sopa la cruz de su madre. Mientras el príncipe  comía la sopa se dio cuenta de que había algo en el fondo, vio que era una cruz. Él pensó que podía ser del cocinero y al día siguiente bajo preguntarle, pero él dijo que no.
La segunda noche del baile, ocurrió exactamente lo mismo, pero esta vez “todaclasedepieles” se puso el vestido tan plateado como la luna que hacia juego con el color gris azulado de sus ojos. Cuando llego al baile, el príncipe fue rápidamente a su encuentro. Como el día anterior nuestra princesita dejo caer en la sopa el trébol dorado de su madre. El príncipe pensó, que aquel trébol en su sopa ya no podía ser casualidad, además ese objeto no podía ser de su cocinero.
La tercera noche del baile, “todaclasedepieles” eligió su vestido preferido tan brillante como las estrellas. Al verla, el príncipe no se quería separar de ella, la pedía un baile detrás de otro. A “todaclasedepieles” se le hizo muy tarde y se fue corriendo, pero antes el príncipe la puso un anillo en el dedo índice sin que ella se diese cuenta.
Como era tan tarde, “todaclasedepieles” no tuvo tiempo de ensuciarse la cara ni de cambiarse el vestido, solo se puso el abrigo y esta vez dejó caer en la sopa el anillo de  boda de su querida madre. Esa noche la princesita estaba muy nerviosa, temía que el príncipe la reconociese porque solo había podido cubrirse con su abrigo. Mientras el príncipe se tomaba la sopa, preguntó a todaclasedepieles si la cruz y el trébol eran suyos. Ella, tímidamente, respondió que no, pero el príncipe no dejaba de mirarla. Cuando se acabo la sopa, el príncipe vio que en el plato había un anillo de boda, miró a la princesita y reconoció en sus ojos a la dama del baile.
Entonces, el príncipe se levanto, se acercó a nuestra princesa y tomándola la mano la preguntó si ese anillo significaba lo mismo que ella llevaba. “Todaclasedepieles” vio que llevaba un anillo en su mano. El  príncipe declaró su amor a la princesa, un amor que era correspondido.

Pero la princesa no dejaba de pensar en su padre y quiso que el príncipe le conociera. Cuando volvieron al castillo, su padre en su ausencia había encontrado consuelo en una bella dama de la corte muy bondadosa. La princesita se puso muy contenta y su padre también.

A los pocos días, celebraron las dos bodas...y fueron felices y comieron perdices.






Esta adaptación del cuento “toda clase de pieles” está dirigida a niños de 5 a 8 años.
Al adaptar la historia he omitido el detalle del incesto del padre con la hija, ya que ese tema no me parece adecuado para niños de infantil y lo he sustituido por el amor paternal entre padre e hija. También he omitido la  figurita de la rueca que colgaba de la cadena de oro, porque la rueca es un objeto que los niños no conocen a esas edades y lo he sustituido por trébol que será más familiar.
He añadido una condición más  a los requisitos que  la reina pone al rey para su nueva esposa, que además de ser hermosa debe querer a su hija la princesa.
He acabado el cuento con la vuelta de la princesa y el príncipe Guillermo al castillo del Rey, porque quería que todos, incluido el padre, estuvieran felices.   
He mantenido; el deseo de la reina por que el rey tuviera una nueva esposa, la marcha de la princesa, los tres vestidos y el abrigo de toda clase de pieles, que la encontraron unos hombres y la llevaron al palacio, los tres bailes entre el príncipe y la princesa, el amor mutuo entre “todaclasedepieles” y el príncipe, como ella  pone los objetos en la sopa, cuando el príncipe pone el anillo a “todaclasedepieles” y el final cuando el príncipe le declara su amor.

1 comentario:

  1. Perfecto. Lo único que no me ha gustado es que dices que lo has adaptado para niños de 5 a 8, por lo que solo incluyes un curso de infantil. Creo que, contando tu adaptación (no leyéndola porque, como dijimos estos cuentos son para contar), también les resultaría de interés a los de 4-5.

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