Se trata de una adaptación de una
versión del cuento titulado “Toda clase de pieles” de los Hermanos Grimm.

El rey llamó a los mejores médicos de su reino, pero todos decían
lo mismo: “no conozco esta enfermedad”. El rey estaba muy preocupado porque la reina
cada vez estaba más débil.
Una mañana, al despertar, la reina llamó
a su querido esposo para comunicarle su último deseo y hacerle entrega de una cadena de oro. La cadena era para que el
rey se la entregará a su hija cuando está fuera mayor y en ella había colgado
una medallita que su madre le había
regalado, un trébol dorado de cuatro hojas para que le diera buena suerte y su
anillo de bodas para que recordara el amor de sus padres. Después le hizo
prometer que se casaría nuevamente y le puso como condición que la nueva reina fuera
más hermosa que ella y lo más importante que quisiera a su hija.
Pasaron los años, la niña fue creciendo
y veía a su padre cada vez más triste y solo; entonces decidió ayudar a su
padre a cumplir la promesa que había hecho a la reina, buscar una bella esposa.
Ella no quería que el rey supiera sus
intenciones porque se enfadaría mucho y no lo permitiría.
Después de mucho pensar, tuvo una buena idea, le diría a su padre que acudiría
a los famosos bailes que se celebraban todos los años en el castillo del rey
Lorenzo con motivo del inicio de la primavera. A estos bailes asistían todos
los príncipes y princesas de los reinos vecinos y su padre regaló a la
princesita tres vestidos: uno tan dorado como el sol, otro tan plateado como la luna y el tercero tan
brillante como las estrellas y para que
no pasara frio en el viaje, también le regalo un abrigo con toda clase de
pieles.
A la mañana siguiente, antes de comenzar
el viaje, el rey le dio a su hija la cadena de oro que su madre le había dejado
para que ella la recordase siempre. La niña se puso muy contenta de poder tener
un recuerdo de su madre.
Una noche, la princesa se pierde en la
oscuridad del bosque y la encuentran unos buenos cazadores que la preguntan de dónde
viene. Ella como no quiere volver a su castillo hasta que no encuentre una
esposa para su padre, sólo les dice que se llama “todaclasedepieles”.
Los cazadores la llevan al castillo del príncipe
Guillermo y el mayordomo al ver a la princesa tan sucia la manda a las
cocinas. El príncipe frecuentaba mucho
las cocinas y le gustaba gastar bromas a sus cocineros. Así fue como la
princesita empezó a enamorarse del apuesto Príncipe.
Pasaron los meses y el príncipe anunció
que celebraría un gran baile que duraría tres días para elegir esposa.
“Todaclasedepieles”,
el primer día del baile y después de preparar la cena, pidió al cocinero permiso
para mirar entre cortinas como era el baile. El cocinero la dejo ir, con la condición que
volviera antes de que terminara el baile. Ella subió corriendo a su habitación,
se limpio la cara y las manos y se puso el vestido tan dorado como el sol. Al
entrar al baile, todo el mundo se preguntaba quién era esa joven tan bella y el
príncipe al verla, la invitó a bailar. Al llegar la medianoche todaclasedepieles abandono el baile y se
fue corriendo a su habitación. Se quito el vestido, se mancho las manos y la
cara, se puso el abrigo de pieles y bajó
a las cocinas a preparar la sopa al príncipe. “Todaclasedepieles” dejo caer en la sopa la cruz de su madre. Mientras
el príncipe comía la sopa se dio cuenta
de que había algo en el fondo, vio que era una cruz. Él pensó que podía ser del
cocinero y al día siguiente bajo preguntarle, pero él dijo que no.
La segunda noche del baile, ocurrió
exactamente lo mismo, pero esta vez “todaclasedepieles”
se puso el vestido tan plateado como la luna que hacia juego con el color gris
azulado de sus ojos. Cuando llego al baile, el príncipe fue rápidamente a su
encuentro. Como el día anterior nuestra princesita dejo caer en la sopa el trébol
dorado de su madre. El príncipe pensó, que aquel trébol en su sopa ya no podía
ser casualidad, además ese objeto no podía ser de su cocinero.
La tercera noche del baile, “todaclasedepieles” eligió su vestido preferido
tan brillante como las estrellas. Al verla, el príncipe no se quería separar de
ella, la pedía un baile detrás de otro. A “todaclasedepieles”
se le hizo muy tarde y se fue corriendo, pero antes el príncipe la puso un
anillo en el dedo índice sin que ella se diese cuenta.
Como era tan tarde, “todaclasedepieles” no tuvo tiempo de
ensuciarse la cara ni de cambiarse el vestido, solo se puso el abrigo y esta
vez dejó caer en la sopa el anillo de boda de su querida madre. Esa noche la
princesita estaba muy nerviosa, temía que el príncipe la reconociese porque
solo había podido cubrirse con su abrigo. Mientras el príncipe se tomaba la
sopa, preguntó a todaclasedepieles si
la cruz y el trébol eran suyos. Ella, tímidamente, respondió que no, pero el príncipe
no dejaba de mirarla. Cuando se acabo la sopa, el príncipe vio que en el plato
había un anillo de boda, miró a la princesita y reconoció en sus ojos a la dama
del baile.
Entonces,
el príncipe se levanto, se acercó a nuestra princesa y tomándola la mano la
preguntó si ese anillo significaba lo mismo que ella llevaba. “Todaclasedepieles” vio que llevaba un
anillo en su mano. El príncipe declaró
su amor a la princesa, un amor que era correspondido.
Pero
la princesa no dejaba de pensar en su padre y quiso que el príncipe le
conociera. Cuando volvieron al castillo, su padre en su ausencia había
encontrado consuelo en una bella dama de la corte muy bondadosa. La princesita
se puso muy contenta y su padre también.
A los
pocos días, celebraron las dos bodas...y fueron felices y comieron perdices.
Esta adaptación del cuento “toda clase
de pieles” está dirigida a niños de 5 a 8 años.
Al adaptar la historia he omitido el
detalle del incesto del padre con la hija, ya que ese tema no me parece
adecuado para niños de infantil y lo he sustituido por el amor paternal entre
padre e hija. También he omitido la figurita de la rueca que colgaba de la cadena
de oro, porque la rueca es un objeto que los niños no conocen a esas edades y
lo he sustituido por trébol que será más familiar.
He añadido una condición más a los requisitos que la reina pone al rey para su nueva esposa, que
además de ser hermosa debe querer a su hija la princesa.
He acabado el cuento con la vuelta de la
princesa y el príncipe Guillermo al castillo del Rey, porque quería que todos,
incluido el padre, estuvieran felices.
He mantenido; el deseo de la reina por
que el rey tuviera una nueva esposa, la marcha de la princesa, los tres
vestidos y el abrigo de toda clase de pieles, que la encontraron unos hombres y
la llevaron al palacio, los tres bailes entre el príncipe y la princesa, el amor
mutuo entre “todaclasedepieles” y el príncipe, como ella pone los objetos en la sopa, cuando el
príncipe pone el anillo a “todaclasedepieles” y el final cuando el príncipe le
declara su amor.
Perfecto. Lo único que no me ha gustado es que dices que lo has adaptado para niños de 5 a 8, por lo que solo incluyes un curso de infantil. Creo que, contando tu adaptación (no leyéndola porque, como dijimos estos cuentos son para contar), también les resultaría de interés a los de 4-5.
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